Esta la escribí hoy, está inspirada en el relato de Edgar Allan Poe:

—Eres increíble. —susurró ella, su esposa, con una hermosa sonrisa.

Él sonrió maravillado mientras le seguía pintando en el cuadro, no sólo por su hermosa sonrisa, si no por ella. Por su voz, por su belleza, por cómo era dentro y fuera, ella era definitivamente un rayo de sol.

Todo lo contrario a él. Era una bestia, un cruel ser —así decían todos—. Pero toda bestia necesita algo de luz en toda su oscuridad, ¿cierto?

Su voz era sin duda el más hermoso sonido que había escuchado. —después de su risa, por su puesto—, Él no sabía describirlo, pues era tan precioso que no sabía como hacerlo. Era una dulce melodía la cual nunca te cansarías de escuchar, la amarías oír incluso en tus peores momentos.

Relajó sus hombros al verla mover el hombro debido al cansancio, ella ha estado posando por bastantes horas sólo para que él le dibujara y lo exhibiera en su clase de arte. Y vaya que tenía talento, pues por como iba, la pintura fácilmente se confundía con una foto.

Y pasaron los días, su esposa seguía con la hermosa sonrisa en su rostro. Pero algo estaba pasando, algo realmente malo. Ella ya no se sentía como antes, no sentía el mismo sentimiento cuando veía a su dulce esposo pintarla todos los días, pues todavía no terminaba la pintura. Se sentía mal, debido a que él ha estado preocupándose mucho más por su carrera de arte que de su propia esposa.

Ella sabía disimular su tristeza.

Ella sabía disimular su oscuridad.

Ella sabía disimular la soledad que sentía cuando su esposo ya no la tomaba mucho en cuenta como antes, todo era el arte para él.

Ella sabía disimular sus sentimientos, haciéndole creer que estaba bien cuando realmente estaba mal.

Él volvió, poniendo su mejor sonrisa y por poco terminando la pintura, sólo faltaba la parte baja del vestido y los zapatos que llevaba su hermosa esposa. Aunque sonará poco, le tomaría quizás unas cuantas horas o un par de días terminarlo.

Ella se enderezó. Quería posarse bien para que cuando terminase, pudiese sentir lo mismo que sentía antes y decirse así misma que valió mucho la pena sentarse en esa desgastada silla y posar por horas.

Seguían pasando los días y todo había empeorado, la sonrisa de ella ya no llegaba hasta sus ojos, su piel estaba perdiendo ese hermoso color, ahora se estaba poniendo realmente blanco, sus labios ya no eran rojos, eran morados. En su dulce y refinada cara, estaban apareciendo pequeñas arrugas que casi no se notaban, sus ojos...

Oh dios, esos hermosos ojos eran azules brillosos, llenos de felicidad, prácticamente si te acercabas bien, podías ver la alegría que emanaban. Pero ahora, estaban apagados, ya no eran claros, ahora eran oscuros. No brillaban con la misma intensidad, la única vez que brillaban era cuando sus lágrimas amenazaban salirse.

Pero aún así, seguía viéndose como la mujer más bella de todas.y lo peor; su esposo no se daba cuenta de lo que estaba pasando. Cada segundo que pasaba, hacía que su ignorancia creciera más. Era irónico, él antes había dicho que la protegería por todos y que se preocuparía por ella hasta el fin de los tiempos y, vean lo que pasó aquí.

Nada de eso está pasando.

Él seguía sumido en su pintura, nada le hacía distraerse, sólo faltaba una pequeña gota y terminaba. Y así fue, al fin terminó. Levantó su mirada para ver a su esposa con una gran sonrisa, pero su sonrisa desapareció segundos después.

Su esposa yacía en el suelo. Muerta.

Fue tarde cuando las lágrimas empezaron a salirse de sus ojos, pues se dio cuento de lo que pasaba.

Ella estaba muerta.

Mi quote favorito de Robert Bloch en su famosa novela de horror, Psycho:

"Mary empezó a gritar, y luego las cortinas se abrieron más y apareció una mano, sosteniendo un cuchillo de carnicero. Era el cuchillo que, un momento después, cortó su grito.

Y su cabeza."