No estás identificado.
Siguiendo su afán por matar arañas, Marina siguió a aquella que se desplazaba por su techo. Se sorprendió al ver que su diminuta rival logró escabullirse de entre sus manos, logrando adentrarse al húmedo y frío ático. En su casa, ni ella ni sus hijos frecuentaban el lugar, y por ende, no estaba tan cuidado como el resto de las habitaciones.
Cuando entró a él, lo primero que saltó a su vista fueron aquellos pequeños baúles, esos que presenciaron toda su niñez. Impulsada por un acto de nostalgia, quitó las telarañas que los cubrían y los comenzó a revisar.
Muñecas de trapo, pelotas, cuentos, y su diario íntimo. ¡Su diario! Se llenaron de lágrimas sus ojos. No podía creerlo. Lo tomaba entre sus manos como si fuese ese zapatito de cristal del cuento que había leído de pequeña. Lo abrió rápidamente y comenzó a leerlo, a adentrarse en los pensamientos de la niña que ella alguna vez fue.
Y comenzó a sentir que el vacío la carcomía por dentro. Página tras página, se iba dando cuenta de que no había alcanzado ninguno de los anhelos que éstas le presentaban. Todos, todos sueños rotos. Desde una parte de su alma, emanaba desesperación. ¿Cómo los pudo olvidar? No entendía en qué o en cuál momento había desistido de cumplir sus metas.
Observó absorta por la ventana. Sus pícaros hijos disfrutaban de una nevada tarde de invierno. Su marido, se unía a su juego como otro niño más.
Y comprendió. Ya era grande. ¿Quién podría afligirse por un pasado con sueños rotos? Ella había cambiado. Ella había sido la que eligió tomar los caminos que la condujeron hacia donde estaba ahora. Pero aún así, se sentía frustrada. Se acababa de dar cuenta que todo lo que tenía, nunca fue lo que había querido. “¡Basta!”, se reprochó, arrojando a su pequeño manuscrito de nuevo hacia el baúl. Corriendo, cerró la puerta del ático y chocó con su marido. Antes de poder decir algo, ella lo abrazó, como si fuese a arreglar todo el revoloteo de pensamientos que la atormentaban. Y lo miró. Y lo entendió. No había abandonado esos sueños. Había construido otros nuevos. Otros por los que ella lucharía con todas sus fuerzas.
Y agradeció el darse cuenta de que los sueños que realmente creía que eran para ella, no le pertenecían sino a alguien más. La tranquilad invadió a todo su ser. Había encontrado ya su lugar en el mundo. Aquel que jamás pensó que estaría entre los brazos de su marido, ni entre las caricias de sus retoños.
A veces, hay que revolver un poco el baúl, remover las telarañas, para poder contemplar el pasado, apreciar el presente, y seguir luchando en el futuro.
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¡Hola! Pues, hacía mucho tiempo no me andaba por estos lados, y quise imprimir aquí mi huella.
Este es un pequeño escrito que compartí en mi tumblr hace poco. Espero que les guste.
(Si quieren visitar mi pequeño blog, lo pueden encontrar acá: http://juego-de-palabras.tumblr.com/
¡Que tengan una linda vida!
sasha2512 dijo:
Siguiendo su afán por matar arañas, Marina siguió a aquella que se desplazaba por su techo. Se sorprendió al ver que su diminuta rival logró escabullirse de entre sus manos, logrando adentrarse al húmedo y frío ático. En su casa, ni ella ni sus hijos frecuentaban el lugar, y por ende, no estaba tan cuidado como el resto de las habitaciones.
Cuando entró a él, lo primero que saltó a su vista fueron aquellos pequeños baúles, esos que presenciaron toda su niñez. Impulsada por un acto de nostalgia, quitó las telarañas que los cubrían y los comenzó a revisar.
Muñecas de trapo, pelotas, cuentos, y su diario íntimo. ¡Su diario! Se llenaron de lágrimas sus ojos. No podía creerlo. Lo tomaba entre sus manos como si fuese ese zapatito de cristal del cuento que había leído de pequeña. Lo abrió rápidamente y comenzó a leerlo, a adentrarse en los pensamientos de la niña que ella alguna vez fue.
Y comenzó a sentir que el vacío la carcomía por dentro. Página tras página, se iba dando cuenta de que no había alcanzado ninguno de los anhelos que éstas le presentaban. Todos, todos sueños rotos. Desde una parte de su alma, emanaba desesperación. ¿Cómo los pudo olvidar? No entendía en qué o en cuál momento había desistido de cumplir sus metas.
Observó absorta por la ventana. Sus pícaros hijos disfrutaban de una nevada tarde de invierno. Su marido, se unía a su juego como otro niño más.
Y comprendió. Ya era grande. ¿Quién podría afligirse por un pasado con sueños rotos? Ella había cambiado. Ella había sido la que eligió tomar los caminos que la condujeron hacia donde estaba ahora. Pero aún así, se sentía frustrada. Se acababa de dar cuenta que todo lo que tenía, nunca fue lo que había querido. “¡Basta!”, se reprochó, arrojando a su pequeño manuscrito de nuevo hacia el baúl. Corriendo, cerró la puerta del ático y chocó con su marido. Antes de poder decir algo, ella lo abrazó, como si fuese a arreglar todo el revoloteo de pensamientos que la atormentaban. Y lo miró. Y lo entendió. No había abandonado esos sueños. Había construido otros nuevos. Otros por los que ella lucharía con todas sus fuerzas.
Y agradeció el darse cuenta de que los sueños que realmente creía que eran para ella, no le pertenecían sino a alguien más. La tranquilad invadió a todo su ser. Había encontrado ya su lugar en el mundo. Aquel que jamás pensó que estaría entre los brazos de su marido, ni entre las caricias de sus retoños.
A veces, hay que revolver un poco el baúl, remover las telarañas, para poder contemplar el pasado, apreciar el presente, y seguir luchando en el futuro.
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¡Hola! Pues, hacía mucho tiempo no me andaba por estos lados, y quise imprimir aquí mi huella.
Este es un pequeño escrito que compartí en mi tumblr hace poco. Espero que les guste.
(Si quieren visitar mi pequeño blog, lo pueden encontrar acá: http://juego-de-palabras.tumblr.com/
¡Que tengan una linda vida!
oye disculpa guapa puedes aser una historia que se trate como de detectives gracias
¡Hermoso texto! Me encanta, la forma de redacción me absorbió de una manera que no me pasa casi nunca. Voy a pasar por tu tumblr, aun sí ya pasaron varios años, me quedé deseosa de leer más.
Precioso.