#1 2013-12-30 04:29:15

conini
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Hielo. [Novela][Saga Faerics]

Hola a todos, estoy escribiendo un libro, novela, saga, como lo queráis llamar, actualmente la estoy subiendo a una página donde cualquier persona puede escribir y publicar su libro, o leer el de otros (no diré cual porque tengo entendido que va contra las reglas -aunque no haya encontrado tal regla, pero bueno-) . El punto es que ya iba por el capítulo 18 y me decidí a editarla. Espero que disfruten de esta historia a medida que va avanzando.

PD= La página la página donde subo el libro la podrán encontrar en mi QS.

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Sinopsis.

Dioses, almas, hadas, magia, destino...
Últimamente la vida de Cristel sólo trata de eso.

Con sólo 14 años deberá aprender a sobrevivir en un mundo en el que la guerra es algo continuo.

Pero... ¿Qué pasaría si no solo debes cuidar de tu vida, sino la de millones de personas más?

Esta es su historia... Aunque ella preferiría que no lo sea.

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Capítulo 1. Sueños un tanto extraños.

Correr.

Cristel no podía pensar en otra cosa.

Unas pequeñas luces violetas y negras la perseguían, no tenía ni idea de que eran, lo que le daba más miedo aún si cabe. Su instinto le decía que no eran nada bueno.

Cayó de bruces al piso, frente a ella aparecieron miles de luces blancas, que formaron a una hermosa mujer de cabellos blancos, y de rasgos finos y delicados, su ropa era niebla simplemente, y sus manos apenas estaban contorneadas.

- Oh, Cristel, cuánto he ansiado verte! Eres como el hielo, fuerte y poderoso, a veces frágil, serás una gran sucesora…-estaba diciendo, cuando las luces negras la envolvieron, y despareció.

Se despertó cansada y miró la hora en su celular.



Las 5:30. Maldito sueño, no me deja dormir, pensó, ahora debería levantarse, no valdría la pena seguir intentando dormir, lo sabía bien, en unas horas debería estar en la escuela.

Se relajó y soltó su collar de la suerte, siempre lo había tenido.

Se bañó y se vistió como siempre, bien simple: Una remera azul, unos jeans y sus zapatillas negras.

Bajó a desayunar media hora después y comenzó a calentar café para su madre y agua para su té.

-Hola hija, ¿Otra vez el sueño?- le preguntó su madre al bajar, aún no se había cambiado y su pelo aún sin peinar, le daba un aspecto aún más raro, pensando que generalmente su madre estaba bien vestida y arreglada para ir al trabajo.

-Si… estoy preparando el café, saco las galletitas?- preguntó Cris a su madre.

-Si, por favor, ahora bajo, me voy a cambiar-



Comenzó a tomar su té, a los 5 minutos su madre estaba vestida con su típico traje de ejecutiva y con el pelo atado en un rodete.

Su madre se tomó parada el café y subió nuevamente para despertar y cambiar a su hermanito.

Miró la hora.

-Mamá! Tenemos que salir ya!- le gritó Cristel desde abajo.

-Ahí vamos!- le contestó.

Se subieron al auto y fueron a la escuela.

Luego de dejarla en la puerta de la escuela, su madre avanzó unos metros más en auto y llegó al jardín, donde dejó a su hermano.

Cristel suspiró y entró a la escuela. Su amiga Azula se acercó a saludarla.

-Hola Iste!-

-Hola Azul- respondió Cristel con aire cansado.

-¿Jeremías lloró mucho?-le preguntó su amiga sobre su hermano.

-No, estuvo otra vez con tos, mamá casi no lo trae al jardín- dice agarrándose el puente de la nariz con cansancio.

Se sientan en el patio y saludan a Adalia.

-Hola! Perdonen que me tenga que ir pero tengo que estudiar, nos vemos en el almuerzo!- les dijo Adalia de pasada. Ella iba a la otra división, y, a pesar de los intentes de sus amigas, nunca consiguieron que se pase de división.

-Bueno, cuando vuelvas vas a poder descansar…- comienza decir Azula.

-Lo dudo, hay que estudiar y llevar a Jere al médico- la interrumpe Iste.

-Como quieras.-

-Miren que preciosuras de ahí!- dice Marco.

-Ahora no- dice Cristel entre dientes.

-Qué quieres?- le dice Azula a Marco bastante enojada.

Cristel le dedicó la peor de sus miradas a Marco.

-Oh, vamos, no me mires así, que no te hice nada ni he matado a nadie!- dice Marco con diversión- Me gusta más cuando sonríes- le dice sonriendo.

Cristel sonríe y Azula palidece sabiendo lo que va a hacer.

Se acerca lo máximo posible a Marco y lo toma de la remera. Sonríe cínicamente.

Marco se acerca aún más a Cristel para besarla, cuando ella lo empuja bruscamente logrando que caiga al piso.

-Que no se te ocurra volver a joderme! Estúpido!- le grita Iste cansada ya de sus piropos y sus bromas.

Marco se masajeaba la cabeza adolorido mientras las veía irse.

Sonrió.

Él sabía que no le gustaba que la molestaran, pero le gustaba verla enojarse… cosa que no era muy difícil.

Luego de varias clases vino el almuerzo, que transcurrió con tranquilidad.

Cristel terminó su almuerzo y se fue al aula. Faltaba poco tiempo para que empezaran las clases de vuelta.

-Eh! Cristel! No te irás a ver a Marco, ¿no?- le grita Azul cargándola.

Adali la mira enojada a Azula.

-¿Qué?- le pregunta. Adalia niega con la cabeza. Azula nunca iba a cambiar.

Cristel la ignoró.

-¿Qué le pasa? Otro día me habría contestado…-se extraña Azul.

Al llegar a la entrada de su aula se llevó puesto a Dagan y se les cayeron las cosas que llevaban.

Leandro comenzó a tomar sus cosas con rapidez cuando Iste tomó un collar igual al suyo, sólo que la piedra era de color beige.

Se lo dio estupefacta.

-De dónde lo has..?- no pudo terminar de preuntarle porque ya se había ido.

Entró a su aula extrañada.

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Capítulo 2. ¿Fiebre?

Al llegar a su casa subió a su pieza con cuidado porque su madre y su hermano estaban durmiendo.

Hizo la tarea, jugo algunos juegos online [1] y se acostó a dormir la siesta.

Sabía que estaba soñando, esto no podía ser real, no había colores, todo era en blanco y negro con toques de azul.

Una mujer de pelo y ojos color marrón oscuro la miraba de arriba a abajo, analizandola.

-¿Quién eres?- le preguntó Cristel asustada, esa mujer era despreciable a kilómetros de distacia.

-Cierto, tú no sabes nada de mí- dijo con desdén- Soy Hemalem, y pronto me conocerás mejor-

-¿Hemaleen? ¿Debería sonarme[2]?- pregunta Cristel.

-Por supuesto que debería sonarte, mira, ¿Quiéres un consejo? No todo es lo que parece... El fuerte puede ser débil- le dijo Hemaleen con soberbia- Yo que tú me cuidaría-

Iste se despertó sobresaltada, respirando rápidamente y con la garganta rasposa, como si hubiera gritado mucho.

Miró el reloj, ¡Había dormido 5 horas! ¿Dónde estaba su madre? Generalmente la despertaba...

Al bajar vio a su madre cocinando la cena.

-¿Volviste?- preguntó.

-¿Cómo?¿No me viste en la cama?- le contestó extrañada.

-Si te vi... te pregunto porque...- de repente calló- Emmmh.... Nada.

Cristel se extrañó más, pero no dijo nada.

Su madre la miró con melancolía y la abrazó, Iste no sabía porque la sensación de tristeza comenzó a aparecer de la nada.

-Te quiero hija..- ¿Se estaba despidiendo? se preguntó Cristel- Será mejor que no vayas a la escuela mañana, te dejé dormir porque tenías fiebre, estabas roja y sudando. Es mejor que reposes-

-¿Qué? ¡Pero si estoy perfectamente!-

Su madre le tomó la temperatura con la mano.

Cristel estaba hirviendo.

-Estás hirviendo. Vete a acostar, ahora te llevo la comida- le contesta

Subió a su habitación y se acostó, en pocos minutos se había dormido.

..................

Su madre la miraba dormir mientras acariciaba una pequeña criatura que descansaba en su hormbro. La criatura parecía una mezcla extraña entre un gato persa y un dragón, su pelaje, de un azul blancuzco, era largo, pero un poco más corto que los gatos persa, sus orejas eran más grandes de lo normal y poseíaunos pequeños cuernos en la cabeza de color marrón claro.

Tenía también una cola de dragón rematada uno dinos y abundantes pelos, y una pequeñas alas de dragón sobresalían de su espalda.

-Sigo sin entender que hace aquí, a ella nunca le gustó este mundo... estaba demasiado atada a su cuerpo, y terminó abandonando la última vez- dijo con pesar Anfrea, la madre de Cristel.

- Bien sabes que este es un mundo especial... y que, tarde o temprano iba a volver- le respondió con suavidad la criatura.

-Pero.. No lo entiendo Flunnie... ¡No ha seguido el flujo de energía! No debería estar aquí- le discutía Andrea.

Flunnie comenzó a volar y se pone delante de su cara, mirándola fijamente.

-Tú sabes bien que ella- dice señalandola a Cristel- no es una alma normal, como toda Sacerdotisa de Lignizuz tú sabes bien quién es ella y a quien representa, aunque yo haya comenzado a servirte luego, se mbien que Lignizuz te pidió que la cuides en su primera vida aquí, pero esta vez que Orixsulae la que te lo ha pedido, y si, lo se- le dice al ver la cara de sorpresa de Andrea.

-Es que... No podría soportar que se fuera nuevamente...-dice angustiada- No me discutas más- le ordena lléndose.

-Eimee-

A la madre le recorre un escalofrío por la espalda al escuchar la voz de Flunnie... ahora unos tonos más aguda y con un acento un tanto extraño...

Se da vuelta asustada temiendo lo peor.

"Esto no puede estar pasando" pensó al ver que la criatura era ahora totalmente negra, como la obsidiana.

-Nunca olvido los nombres de mis hijos, aunque no entiendo porqué cambiaste un nombre tan hermoso com Eimee por uno tan normal como Andrea..- le dice la criatura.

-Orix... Orixsulae- dice sin poder creerlo.

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Capítulo 3. Marcada.

-¡NO SOY TU HIJA!- Gritó Andrea, para luego darse cuenta que su hija estaba durmiendo y se tapó la boca.

-Oh, vamos, no eres Ligzuz puro- dijo "Flunnie" rodando los ojos- tienes un poco de Orix, eso lo sabes bien, por lo que eres mi hija. El punto es que Cristel es tanto tu hija en vida, como mi hija en alma...-

-Espera, espera, ¿A qué has venido esta vez?- le contestó Andrea acusadoramente.

-Verás... Cresceen va a cumplir los 18 años pronto... y sabes que en ese momento su energía habrá aumentado lo suficiente para poder derrotar a Hemalem-

-¿Hemalem?- le preguntó Andrea sin saber de quien estaba hablando.

-Ya sabes, la Oscura, la Orix (que a decir verdad no deberìa llevar ese título), etc-

-¡NO! ¡No no y no! ¡Mi hija no se enfentará a esto! Puede morir...-

-Sabes que si muere algún día volverá-

-¡PERO NO ME RECORDARÁ!- dijo Andrea a punto de llorar.

-Luego de que sea trasladada a Azharia vete a Azharia una semana después, nadie te preguntará sobre ella y nadie te negará el título de Gran Sacerdotisa de Lignizuz cuando cuando vuelvas a Templaris- le contestó seria.

-¿Tú puedes hacer eso?- le preguntó acusadoramente.

La criatura suspiró.

-Si, puedo modificar unas energías para q se vean pronto, pero no se cuando ni en que circunstancias- dice traviesamente- tampoco pidas que lo haga varias veces, mi poder no puede superar a Destino-

-Esta bien, la dejaré ir con mi bendición-dice angustiada la madre, sin poder cereer lo que estaba diciendo.

El halo comenzó a desparecer y la criatura se sacudió para despejarse.

-¿Qué ha pasado?- dijo con su suave voz.

-No lo sé Flunnie, no lo sé-dijo acariciandole la cabeza a la criatura.

..............

Cristel se despertó sobresaltada con todos los músculos de la espalda doliéndole.

"¿Qué ha pasado?"

Sin poder responderse a si misma, comenzó a sentir un escosor en su espalda, justo detrás de la cintura, sentía como si... la estuvieran quemando.



Aún sin saber como, se quedó nuevamentre dormida.

.............

Unos minutos después de que Cristel se despertara Andrea comenzó a llenar una vieja mochila con provisiones, una carpa, una bolsa de dormir, un cuchillo normal y uno de caza, y un libro, era pequeño y de tapa dura, forrado en cuero, parecía tener muchos años.

-Ojalá no tenga que utilizar las palabras...-

Subió a la pieza de ella y le dejó la mochila junto a una nota que decía:

"Se que no entenderás esto, probablemente me odies por no haberte dicho nada, pero cuando comprendas, te darás cuenta que sólo lo hice para protegerte."

"Con Amor, mamá."

Miraba con angustia a Cristel, su imagen comenzó a temblar, y junto a la mochila, desaperecía, por momentos volvía, en pocos minutos Cristel desapareció.

Andrea Maldijo al destino, si algo le pasaba los Dioses se la verían con ella.



"Nunca desafíes al Destino.." recordó que le dijo un Sabio hace muchos años a Andrea.

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Capítulo 4. ¡Faltan los unicornios y estamos todos!

Cristel se desperezó y llamó a su madre.

Al no obtener respuesta abrió los ojos.

El grito que dio al ver un hermoso cielo azul sin nubes en vez del techo de su pieza fue bastante fuerte.

"¿Qué mierda?" pensó al sentir una mochila en sus manos.

Se levantó bruscamente y se tomó la cabeza con las manos por culpa del mareo repentino que le agarró.

Comenzó a analizar el lugar.

Detrás suyo había un acantilado que daba al Mar, a su izquierda y derecha había dos bosques muy frondosos.

Miró hacia adelante y vio una pequeña ciudad, o más bien aldea, desde la lejanía parecía pequeña.

Estaba sola.

Con angustia y muy confundida comenzó a caminar hacia el pueblo.

"¿Cómo he llegado aquí?¿Dónde estará mi madre?"pensaba.

Luego de varias horas llegó a la puerta de la ciudad, era un arco de metal muy trabajado, una enredadera subía por el, estaba en flor, eran pequeñas y grandes, de un color azul en el centro y blanco en las puntas de los pétalos.
¿Qué flores eran esas? Jamás había visto algo igual.

Al entrar la pequeña calle te llevaba a una plaza.
Varios niños jugaban por ahí, estaban vestidos con ropa extraña...  ¡Con ropa de la época medieval y feudal! Recordó Cristel. Eso había sido hace mucho, ¿Por qué llevaban esa ropa?

Una mujer de cabellera blanca avanzó por la calle y se puso delante de Iste.

-Bienvenida, es una novata, ¿cierto? - le preguntó la mujer.

-¿Cómo?- preguntó sin entender.

-Ven conmigo-le contestó la mujer con una sonrisa de compasión-Por cierto, soy Naiae- le dijo mientras arrastraba a Cristel a la plaza.

Al llegar a la plaza Cristel se sorprendió, era muy grande y era el centro social y económico del lugar.

Había restaurantes de todo tipo,  italianos, tailandeses, griegos, vio uno que parecía muy elegante, el típico restaurante de lujo.

Naiae sonrió al ver tan sorprendida a Cristel.

¿Una ciudad "Normal" con ciudadanos vestidos con ropa medieval?  Raro.

¿Aparecer en el medio de la nada, totalmente sola? Más raro.

¿Que la reciban preguntándole si era una novata? Aún más raro.

¿Qué está pasando?

"Sería bueno saberlo " se dijo a si misma.

Naiae la siguió arrastrando hacia un edificio que parecía ser el ayuntamiento.

Tenía una fachada antigua, de un estilo colonial.

Al entrar pasaron por varias habitaciones hasta llegar a una gran sala. Las paredes tenían un empapelado de color crema, una araña de cristal gigante colgaba en lo alto del techo. Una alfombra dorada de pasarela re guiaba hacia un trono dorado.

Una mujer la esperaba mientras hablaba con una chica de rasgos africanos, su piel era de un marrón claro, llevaba unos vaqueros claros y una remera verde claro de tirantes.

La chica se dio vuelta.

-¡¿Tara?!- dijo sorprendida Cristel.

-Hola Cristel- le contestó tímidamente.

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Capítulo 5. El espía.

Cristel no podía creer lo que veía.

¿Qué hacía su compañera ahí?

Miró Tara, estaba igual a como la vio la última vez, cabello marrón claro liso hecho una trenza, su rostro era igual, labios pequeños con una sonrisa tímida, ojos de color verde brillante, la única diferencia que había era que ahora llevaba un collar igual al suyo, pero de color verde.

¿Qué estaba haciendo Tara aquí? pensó.

La mujer se levantó y Cristel pudo verla claramente. Tenía un vestido de color azul con verde y beige. Una diadema plateada adornaba su cabello negro recogido en un moño despeinado.

Se sopló el flequillo que se le metía a los ojos y sonrió.

-Bienvenida, soy Ariane, Reina de Lawaye- se presentó- Siempre doy ayuda a los novatos, ¿Sabes por qué estás aquí?-

¿Reina? ¡Esa chica sólo parecía llevarle unos pocos años!

Ariane hizo una mueca al ver la cara de incomprensión de Cristel.

-¿No tienes ni idea cierto? -

Al ver que no respondía murmuró para si misma:

"Por lo menos a la otra le explicaron algo"

-Bueno, iré al grano, tú tienes un don,- Comenzó a explicar Ariane- Verás, los humanos no poseen dones, aunque hay algunas excepciones, luego están los brujos que manejan la magia de las palabras y los magos, que manejan la magia de los elementos... Y por último están las hadas, que pueden realizar todos los tipos de magia y pueden volar-

Cristel seguía confundida.

¿Qué estaba diciendo esta chica? ¿Magia? Deben de estar bromeando...

-La magia no existe- dijo Iste.

Tara frunció el ceño y Ariane rodó los ojos.

- Niña, estoy diciendo la verdad ¿Cómo crees que llegaste aquí?, yo tengo el don de la magia de la palabra, pero Naiae es un hada, si quieres te puede mostrar sus alas si no me crees.- le ofreció.

Naiae suspiró al ver la cara de escepticismo de Cristel.

Avanzó un poco y se giró para que pudiera ver su espalda, un pequeño destello salió de de entre sus omóplatos y formó dos líneas paralelas de las que comenzaron a salir más luz y formaron unas brillantes alas de un color verde y marrón, se parecían a las alas de mariposa, pero estaban hechas de luz, eran mucho más brillantes.

El proceso duró unos pocos segundos pero para Cristel duró una eternidad, como si fuera en cámara lenta.

Cristel se tambaleó hacia atrás y cayó sentada.

"¡Cálmate! Todavía falta la peor parte" dijo una voz en su mente.

Al instante te le agarró un dolor de cabeza y un mareo. Se tomó la cabeza con dolor.

¿Qué estaba pasando? ¡La voz era la de Tara! Cristel estaba segura de que ella no había hablado.

-¿Cómo has hecho eso Tara? - preguntó Cristel. Estaba pálida.

-¿Hacer qué? - dijo Tara sin entender.

La Reina las miraba a ambas hasta que entendió algo. Murmuró algo y un banco de mármol apareció a un metro del trono.

- Siéntense, a Tara ya se lo explicado, pero supongo que querrás sentarte- Al terminar de decirlo las dos se sentaron- Las criaturas con dones pueden ser rasteadas por los mounstros... En especial las hadas, que tienen 3 dones o más y atraen muchos mounstros. Algunos pueblos, cómo este, cuentan con protección propia, pero al salir estarán expuestas-

-¿Cuál es el objetivo de esto? - dijo Iste, sin poder creerlo del todo aún- Quiero decir, ¿Para qué nos traen si vamos a ser comida de mounstros? -

- Serías comida de mounstro en cualquier lugar, hasta en la tierra.- Explica Ariane -Este mundo los trae aquí para que puedan aprender a controlar sus dones-

Ambas se quedaron en silencio, terminando de digerir todo. Cristel hizo una mueca.

¿Cómo era esto posible? ¿Era esto una broma de mal gusto? No. Algo en su interior le decía que todo este mundo,  la magia, los mounstros, eran reales, y ella formaba parte de ese mundo.

-Ya les he dicho todo lo que pude... Tomen esta ropa, -dijo Ariane dándole unas cajas blancas- es de estilo medieval, hay muchos pueblos que siguen esta tradición pero no les gusta mucho la ropa moderna-

- Y ahora, ¿Qué hacemos? - Preguntó Tara.

-Deben dirigirse al próximo Reino, el de mi hermana, - dijo amargamente - Ella las ayudará con lo demás. Ah,  Cristel, toma. -

Le dio un cinturón de cuero.

-¿Para qué es esto? -

-Es para tus dagas, tengo entendido que tu madre te dio 2, ¿Cierto? -

Cristel palideció.  ¿Cómo lo sabia?

Abrió la mochila y sacó ambos cuchillos. Tomó el cinturón y puso el más grande a su derecha para poder tomarlo rápidamente,  y el otro a la izquierda.

Tara miró con horror los cuchillos, el más grande tenía el tamaño de su antebrazo y un poco más. Tenía una forma extraña un garabatos dibujados, era totalmente negro, con dibujos dorados, al igual que el mango.

-Ahora deben irse, así aprovechan las horas de sol. Con suerte se encontrarán con los dos chicos de antes y no deberán caminar solas.-

Ambas se miraron.

La Reina las saludó y se retiró.

Naiae las condució hacia el parque nuevamente y las dirigió hacia unos establos que estaban al limite de la ciudad.

-Escoged uno, les será difícil llegar hasta Fusture caminando-dijo Naiae emocionada.

Aún un tanto conmocionadas comenzaron su mirar.

Cristel vio un Frison negro y se enamoró.

-Este-dijo emocionada.

Naiae le sonrió.

Tara tardó un poco más, hasta que vió un hermoso Conemara de color caramelo con una mancha blanca en la frente.

- Escuchad,- dijo Naiae, llamandoles la atención- si siguen derecho por el sendero llegarán a las montañas, hagan un campamento y descansen antes de subir, es un camino difícil y largo. -

Naiae les explicó lo básico para montar y en unos pocos minutos estaban galopando hacia las montañas.

Luego de montar por unas dos horas se encontraban totalmente adoloridas. A cada paso del caballo Tara soltaba maldiciones, al igual qué Cristel.

Hartas ya de montar siguieron por el camino a pie.

Luego de un rato vieron a in hombre durmiendo contra un árbol con un caballo gris con manchas blancas.

-¿Ese no es Marco?- preguntó Tara

- Deben estar de broma... -dijo Iste, con la rabia creciendo dentro suyo.

La persona se desperezó y se levantó. Miró hacia donde estaban las chicas y su cara pasó de la sorpresa a la confusión y luego a la alegría.

Marco corrió a abrazar a Cristel. Tara contuvo una risa.

-¡Al fin veo alguien! Matías me dejó solo-dijo Marco enojado-El tonto cree que si descansamos iba a venir algún mounstro... Y no ha pasado nada, pero el avanzó sin mi-

Cristel rechazó el abrazo poco a poco.

Marco estaba desilusionado.

"¿Cuándo se dará cuenta?  Ya se lo he dicho, en broma quizás, pero aún así no me prestó atención " pensó Marco.

-Emmhh... ¿Seguimos avanzando? - dijo Tara tratando de evitar el silencio incomodo que se había levantado.

- Si, supongo- Dijo Cristel conteniendo su ira.

¡¿Quién era el para tratarla cómo su novia o su mejor amiga?!

Siguieron caminando mientras Marco contaba unos chistes malísimos.

- Entonces la mamá le dijo... - contaba Marcó hasta que fue interrumpido por un ruido.

Cristel vio caer una sombra desde un árbol.

-¿Qué fue eso? Parecía una rama... - Tara se calló al ver a Cristel pidiendo silencio.

Le dio las riendas a Tara y se fue acercando a los arbustos.

Desvainó sus dagas y se acerco sigilosamente. Saltó sobre los arbustos y vio un chico tratando de levantarse. Lo amenazó con las dagas.

-¿Quién eres? ¿Qué quieres de nosotros?- le espetó.

-Soy Leandro, La Reina Ariane me envió para ver cómo andaban-

Cristel se relajó.

"Espera un momento, ¿Sus ojos no eran negros? Ahora son verdes..." pensó Leandro.

Comenzaron a avanzar hacia los demás.

Cristel los presentó y comenzaron a avanzar juntos.

Luego de caminar por un rato un escalofrío recorrió la espalda de Iste.

Se lanzó contra Leandro y lo tiró al piso, maniatándolo.

-¿Quién eres?- le espetó-¡Los ciudadanos de Lawaye no usan ropa normal! -

-Soy Leandro- repitió él- Y soy un espía. -
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Capítulo 6. Viajando junto al enemigo.

Cristel entrecerró los ojos,y estudiándolo. Sus ojos eran nuevamente de color negro.

-¿Para quién trabajas?- preguntó ella. Su voz era calmada pero firme.

- No querrás saber la historia del pobre huérfano que fue manipulado por su padrastro... - dijo Leandro amargamente.

Cristel lo analizó en silencio. Él lo interpretó como un si.

-Mi padre fue reclutado para la guerra que aún sigue, cuando yo tenia pocos meses, el murió en combate- Comenzó a decir Leandro con un nudo en la garganta- A mi madre le costó superarlo, pero se casó con su amigo Lord Maximilian, un rico heredero. Mi madre después de eso... cambió, el le pegaba, la insultaba, y ella no se defendía.
Un día ella vino a mi pieza y me dijo que era por mi bien, que no la extrañara, yo tendría 6 años...  Al otro día desapareció. Mi padrastro fingió que habían entrado a la mansión para asesinarlo y como no pudieron, se la llevaron. Desde entonces jamás he tenido amigos y mi padrastro era lo único que quedaba, mis parientes me ignoraron y quedé solo.  El se aprovechó de esa debilidad y me manipuló para que ayude a las fuerzas de Hemalem, que no se porque quieren matarlos a ustedes. -

-Mi padre apoyó a las fuerzas de Lignizuz, al igual que mi madre. Mi jefa no está segura de mi fidelidad, por lo que me mandó a espiarlos, cree que mi trabajo es prescindible, pero si mi información es errada todos sus planes se irán al traste. - terminó de decir con picardía.

-Dice la verdad.- comentó tímidamente Tara.

Cristel lo miró nuevamente. El sentía cómo si estuviese escrutando en su alma.

-Dices la verdad- determinó Iste. Leandro suspiró sacando la tensión. Ella lo ayudó a levantarse. - Pero que no se te ocurra fallarnos, a la primera equivocación, a la primera duda, juro que ya no deberás preocuparte por tu padrastro. - A Leandro le recorrió un escalofrío. Asintió con la cabeza. La voz asesina de esa chica y la daga que tocaba su pecho lo dejaron mudo. Tampoco es que pudiera hacer otra cosa.

Ella lo miró fijamente, luego se relajó. Sus ojos eran verdes nuevamente.

-Sigamos- dijo ella subiéndose tranquilamente a su caballo negro, que la hacía aún más imponente- ¿A qué esperan?- dijo al ver que nadie se movía.

Tara se subió a su caballo y Marco la siguió.

- ¿Tienes un caballo?- le preguntó Cristel. Tara lo miraba nerviosa. - Si no ve con él.- dijo Cristel señalando a Marco.

- Hey! - se quejó él.

Cristel levantó una ceja. Se notaba que lo estaba disfrutando. Marco hizo una mueca de disgusto.

-No será necesario. - contestó Leandro tratando de ignorar el suspiro de "Me-salvé-de-un-momento-incómodo" de el chico de pelo negro.- Tengo algo mejor. Síganme-

El avanzó hacia los arbustos y comenzó a caminar a través de los árboles. Cristel lo seguía de cerca, atenta a cualquier ataque.

Al rato se toparon con un ave... bastante grande.

-¿¡Dios mío que es eso!?- exclamó  Marco, el ave tenía un cuello de cisne y por el tamaño su envergadura era bastante grande. Sus plumas eran de color azul en el inicio y blanco en el final, las de sus alas eran de un celeste más claro. Tara desmontó.

-Es un Marno- susurró Tara,  acercándose.

-¿Cómo lo sabes? Oye oye no te acerques, te puede lastimar.- le dijo Leandro, subido al animal.

Tara rodó los ojos y siguió avanzando embobada.

-Los Marno son pacíficos, a menos que molestes su comida o sus nidos.- le contestó Tara.

Leandro frunció el ceño.

-¿Y eso cómo lo sabes? - preguntó el mientras se subía.

Tara le miró fijamente para terminar ignorándolo.

Lentamente comenzó a poner su mano sobre el animal, que la miraba expectante.

Ella cerró los ojos y el ave la siguió. Luego de pocos segundos ambos los abrieron y ella comenzó a acariciarlo.

-Pobre de ti- susurró Tara.- Ya puedes contarnos tu historia. -

El pájaro asintió con la cabeza.

-Me llamo Magno, soy un Marno, por lo que continuamente me perseguían a mi y a mi familia ya que nuestras plumas tienen la cualidad de brillar en la oscuridad y curar algunas enfermedades.  Nos establecimos en Ómix, la capital del imperio de Hemalem. Unos humanos atacaron a mi familia, el amo Leandro logró salvarme a mi, pero no a mi familia. - dijo solemnemente. - Desde entonces le sirvo como montura. -

Todos estaban boquiabiertos a exepción de Tara.

-¿Cómo?...- preguntó Marcó sin poder creerlo.

-No preguntes.- le respondió ella subiéndose a su caballo.

-¿Y tú desde cuándo hablas?- le preguntó Leandro a su montura.

-No lo se amo.- contestó respetuosamente.

Galoparon en silencio hasta que llegaron al pie de la montaña. Estaba atardeciendo.

Había una fogata y una carpa.

-¿Ese es...? - preguntó Tara.

-Si es Matías.- contestó Cristel por Marco haciendo un mohín.

Marco la miró fijamente y luego miró a su amigo que miraba fijamente la fogata, todavía no había reparado en ellos.

Tara los miró a ambos y luego a Matías.

"Mhhh... Estos tres pasaron por algo, que Marco gusta de Cristel y que ella no le corresponde es sabido, ¿Pero que habrá pasado con Matías?."

Se fueron acercando cuando Matías levantó la cabeza.

-Hola de nuevo. ¿Tú que haces aquí? - le preguntó Matías a Cristel.

Ella simplemente lo ignoró y, luego de desmontar y atar a su caballo a un árbol caído sacó una carpa de su mochila y comenzó a armarla. Tara la ayudó.

-¿No nos vemos por unas horas y pasa de todo?- le preguntó Matías a Marco señalando a las chicas y luego Leandro.

-Te presento a Leandro, un espía de las fuerzas de Hemalem, quienes quieren matarnos, pero el está de nuestro lado.- Le presentó Marco.

-Bromeas, ¿Cierto?- le contestó.

-Admito que sonaba mejor en ni cabeza.- dijo Marco haciendo una mueca.

Matías levantó las cejas sin poder creerlo.

-¿Y creen en el ciegamente? -

Leandro rodó los ojos.

- 1.¡No hagan como si no estuviese aquí! y 2. Esa chica- dijo Leandro señalando a Cristel.-Me convenció de no intentar matar a nadie ni nada gracias a su hermosa daga.-

Matías miró a Cristel terminar de hacer la carpa.

-No me extrañaría viniendo de ella. -

Leandro levantó las cejas sin entender a qué se refería.

-Cristel siempre fue conocida en la escuela por ser inteligente y un poco pesada... Pero principalmente por ser un tanto agresiva. - le contestó Matías.

Cristel se puso tensa y lo miró fijamente.

¿Lo habría escuchado?.

"No. Es imposible."

-¡Oigan! ¿Tienen comida? - preguntó Cristel a los chicos mientras sacaba un paquete de carne seca y una botella de agua.

Leandro hizo un gesto de bolsillos vacíos, al fin y al cabo estaba sin mochila ni nada. Sólo dinero cayó de sus bolsillos.

-Ten. - le dijo Cristel tendiéndole un paquete de carne seca. Ella le ofreció a Tara, pero se negó. Era vegetariana.

Tara sacó un sandwich de tofu, tomate y rúcula de un tapper. A Cristel se le hizo agua la boca al sentir el olor a la rúcula, pero no dijo nada.

-Yo ya comí.- dijo Matías.

Marco miró en su mochila y encontró un tapper con sándwich de jamón y queso.

-Bueno tengo que hablar con mi jefa. - dijo Leandro levantándose del piso. Se limpió el polvo de los pantalones, pero no pudo dar ni un paso porque una mano lo agarró del hombro fuertemente.
 
Leandro se di vuelta y miró a Cristel.

-Quiero saber que le dices a tu jefa.- le dijo ella seriamente. Leandro asintió.

-¿Alguien más viene?.-

Tara se negó, pero los chicos aceptaron.

-¿Dónde le informarás?.- preguntó  Cristel.

-Allí. - Leandro estaba señalando un claro cerca del campamento.

-No la "veré personalmente",- dijo Leandro haciendo comillas con los dedos. -súbanse los árboles.-

Iste miró los diferentes árboles, el que tenía ramas más bajas estaban a dos metros del suelo. Intentó subir y se resbaló.

-¿Me ayudan, por favor? - dijo Cristel tragándose su orgullo. Si iban a tener que convivir juntos hasta llegar a donde tuvieran que llegar era mejor tratar de ser amable.

Matías se acercó y usó sus manos para hacer un escalón.

-Pesas mucho. - decía entrecortadamente. - Tenés que ponerte en forma. -

-¡Matias!.- le gritó.

Cristel rodó los ojos y se bajó, estaba harta. Le dio un golpe en la cabeza.

-¡Auch!- Se quejó él. Cristel rodó los ojos nuevamente, y después era ella la que exageraba.

Quería matar a alguien por tener que hacer esto.

-Marco, ¿Me ayudas, por favor? -

-Okey. - le contestó con una sonrisa.

Marco le hizo pie como había hecho Matías, pero a diferencia de él, le dio envión, Cristel llegó a la famosa rama.

-Es verdad que pesas. - se burló Marco. Cristel le pateó el hombro. Él hizo una mueca de dolor.

Leandro los miraba fijamente. ¿Agresiva esa chica? Con ese carácter y determinación sobreviviría perfectamente en este mundo.

Después de un rato estaba a unos 4 metros del suelo, y Marco recién lograba llegar a la primera rama. Matías llevaba varios minutos tratando de llegar a la primera rama sin lograrlo.

-¿Quién estaba en mala forma? - le gritó Cristel con sorna.

-¡A ti te ayudaron! -le contestó él. Leandro bufó y fue a ayudarlo.

Cristel se miró las manos, las tenía rojas y sudadas, llenas de astillas. No veía mucho así que tanteando se quitó las más grandes, las pequeñas no las veía, pero al rato dejaron de molestarle tanto.

Llevaría una media hora ahí arriba cuando finalmente llegaron los dos cerca de la copa.

-¿Listos? - les gritó Leandro.

-Yes, Sir[1]- gritó Cristel.

Leandro asintió.

Se puso de espaldas al campamento. Lanzó una especie de perla de color celeste que explotó en aire como un fuego artificial, los destellos se multiplicaron y formaron una especie de espejo redondo de un metro por un metro.

-Oh, Gran Dios Hermes acepta esta humilde ofrenda y muéstrame, por favor, a la Sargento Schel, hija.- dijo el exagerando los gestos, como si diera una serenata.

La imagen del espejo dejó de reflejar a Leandro y apareció una mujer. Su piel era un tanto morena, y sus labios eran de un color rojo. Su cabello era de color negro y miraba ceñuda a Leandro. Se cruzó de brazos.

-Ya era hora. - dijo ella fríamente.

-Son novatos, no conscientes de su poder, La de tierra tiene una conexión con la naturaleza, pero nada más, me descubrieron a la salida de Laway... -

-¡¿Te han descubierto?! - lo interrumpió la mujer, iracunda.

-Si, pero logré infriltarme correctamente- continuó Leandro.- Nos dirigimos a Fusture, estamos a tres días. -

La mujer asintió.

-Cuida a las chicas, ella tiene un gran poder, la necesitamos viva y entrenada. -

-Si señora. - le contestó. El espejo se volvió de niebla y despareció.

Cristel bajó y saltó al piso desde la segunda rama.

-¿Qué ha sido eso?¿A quién se refiere con "ella"?-

-Eso fue un mensaje de Hermes, le das una gema y te puedes comunicar con alguien. -

-¿Una gema?-

-Si, mira, - dijo Leandro mostrandole una piedra preciosa con forma de gota de color rojo. - Hay millones de estas piedras, no tienen valor para nosotros, pero si para Hermes, bueno, si es que existe. -

Cristel levantó una ceja. Los chicos ya estaban terminando de bajar.

-Casi nadie cree que existan los dioses. - dijo levantándose de hombros. - Jamás han hecho acto de presencia. -

-Con respecto a lo de ella, no sé a quién se refiere, lo juro. - dijo él. Cristel hizo una mueca de disgusto.

-Acá estamos. - dijo Matías jadeando por el cansancio. Cristel se rió.

-Volvamos, la pobre Tara está sola. -

En el campamento los esperaba Tara.

-Entonces, resumiendo, quieren matarnos excepto a una de nosotras,- le explicaba Iste a Tara. - y estamos viajando junto al enemigo. -

-Lamentablemente es así. - dijo Leandro. Matías lo miraba desconfiado.
.............

[1]Yes, Sir: Si, Señor, en inglés.

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Próximamente los editaré en el foro para que tengan el tipo de texto correcto. (Cursiva para los pensamientos, negrita para los gritos y las voces graves, etc).

Más capítulos próximamente.

Conini/ConstyMM/FairyCons

Modifcado por conini (2014-01-26 02:58:44)


Solo se tu misma.

Artista Novata en Ilustración, Literatura y Fotografía.
 

#2 2014-01-25 16:32:18

lajefpaqueenysera
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Re: Hielo. [Novela][Saga Faerics]

Muy chula:aomd_smile:


Quiero hacer amigas
 
 

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