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| N o m b r e |
Artem Kozlov
| A l i a s |
Tyoma (sus hermanos le decían así)
| E d a d |
22 años
| G é n e r o |
Masculino
| S e x u a l i d a d |
¿?
| N a c i o n a l i d a d |
Ruso
| F a m i l i a |
Padres, hermano mayor, hermana menor. | Muertos.
| E s p e c i e |
Humano | Infectado
| H i s t o r i a |
Artem nunca fue un chico, que se diga, “normal”, debía ser controlado casi constantemente para evitar que hiciera alguna locura, incluso estuvo detenido muchas veces cuando era menor, todo por querer llamar la atención de sus padres. Al ser el hijo del medio, claro que prestaban más atención al mayor y a la menor, dejando a Artem en el olvido, prácticamente. Sin embargo, nunca le tuvo rencor a sus hermanos (ellos siempre trataban de estar con él), pero sí a sus padres.
Lo más interesante comenzó cuando él tenía 18 años. Una noche de insomnio. El caos estalló de repente. Hubo gritos, destrucción, personas corriendo por sus vidas.
Hacía tiempo que algunos científicos estaban investigando la forma de obtener un antídoto contra cualquier malestar que alguien pudiera tener, algo como la “fórmula mágica” que curaría lo que fuera. De más está pensar que les salió mal.
Les quitaba todo mal al principio, sí, pero a raíz de algo mucho más grande: perder la humanidad. Volverse monstruos hambrientos y sin que nada pudiera calmar la necesidad de comer. Se volvieron esclavos del virus X.
Muchas personas murieron por ello, incluyendo la de Artem. De hecho, él había sido el único en la casa que se negó a ponerse esa vacuna de la que tanto hacían propaganda, y bien hizo. Por más que vio a su familia convertirse en esos seres, no pudo asesinarlos. Eran más que él y lo único que le quedó fue huir como los demás.
Los años pasaron, iba mayormente por su cuenta, cada vez que se encontraba con algún grupo de supervivientes lo terminaban echando por su conducta. Sin embargo, luego de dos años, logró encontrar otra “familia”. Armaron una pequeña comunidad para poder sobrevivir. Creía que iba a estar tranquilo ahí, pero no fue así.
En una de las salidas para buscar suministros una horda de infectados los sorprendió y el grupo decidió usar a Artem como carnada, dejarlo atrás. Lo atraparon, y mientras lo tumbaron en el suelo para morderlo alrededor de 34 veces, él gritó, maldijo a esas personas, jurando que un día iba a vengarse y asesinarlos a todos.
Todo se volvió negro, ya no podía escuchar, ni respirar, nada. No hasta que nuevamente abrió los ojos de golpe, sin saber cuánto tiempo pasó exactamente.
Estaba vivo. Ensangrentado y con muchas mordidas horribles, pero vivo. El dolor casi no lo sentía, quizás porque su cuerpo estaba algo adormecido.
Empezó a vagar por su cuenta de nuevo hasta que fue encontrado. Los pocos científicos que quedaron se lo llevaron al verlo con mordidas, pero sin verse afectado; quizás él era la cura… Se equivocaron.
Artem estaba consciente, sí, pero infectado. También tenía un apetito que iba creciendo, también su cuerpo reaccionaba diferente, pero el virus no lo controlaba por completo. En ocasiones llegaba a perderse, pero lograba retomar el control rápido.
Hicieron pruebas con él para saber qué pasaba exactamente, pero él se cansó y terminó por armar un plan para huir, haciendo que los otros infectados que tenían quedaran libres para atacarlos. Así, se libró de todo el protocolo y las agujas. Después de todo, al estar infectado ya no era objetivo de los otros “zombies”.
| A s p e c t o |
Mide 1.79 cm, es delgado y de piel blanca, tiene muchas cicatrices en el cuerpo, tanto de las mordidas (esparcidas por gran parte frontal de su torso y algunas en los brazos) como de cortes.
Su cabello es ondulado, algo largo, lo ha dejado crecer a falta de cuidados. Es de color castaño.
Sus ojos son del mismo color, marrones, aunque más oscuros.
Es de facciones algo definidas. Suele tener una expresión indiferente que cambia cuando alguien se le acerca. Tiene ojeras notables.
Para vestirse, en medio del fin del mundo, claro que no piensa demasiado qué llevar puesto, pero siempre opta por colores apagados para evitar llamar la atención.
| P e r s o n a l i d a d |
Al infectarse ha perdido un poco de lo que era él anteriormente, a veces imita a los demás, a veces parece que se queda en blanco o actúa con extrema agresividad.
Lo que es Artem en realidad es un muchacho sarcástico, desinteresado por los problemas ajenos y que poco a poco empezó a perder empatía (no por completo), además de ver con ojos de desprecio al mundo. Una parte de él se alegra que el virus se haya esparcido, muchos merecían morir.
A veces le gusta jugar de manera poco agradable con los demás, en especial si los fija como comida. Algo como el juego del gato y el ratón.
No siente miedo a que lo lastimen, con haber “muerto” ese temor se fue por completo, así que aunque lo torturaran, él lo vería como si fuera lo cotidiano y poco pueden sacar de él de esa manera.
Desconfía de los demás por lo que pasó, pero si se llegan a ganar su confianza quizás sea más atento con lo que hace o dice.
| M á s |
+Mientras lo investigaban, se enamoró de una doctora, era quien lo revisaba casi todos los días. Una mujer que fue comprensiva con él y le seguía algunos juegos. Sin embargo, ella murió cuando los infectados quedaron libres.
+Poco a poco ha mostrado perder su memoria, más que nada sobre su pasado, en ocasiones le cuesta mucho recordar de lo que fue su vida. Hasta ha llegado a olvidarse momentáneamente de su familia.
+Su hambre es constante, solo que sabe controlarla en la mayoría de casos.
+A veces camina junto a otros infectados, pero también sabe que corre riesgo que supervivientes le disparen.
+Como no se ve como los demás infectados, ha engañado a muchas de sus víctimas.
+No lograron dar con una respuesta a porqué él puede mantener la consciencia y control sobre su cuerpo.
Edad | Género | Ciudad | País |
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27 años | Mujer | ||
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