Éowyn es un nombre en idioma anglosajón, que Tolkien usó en sus escritos para representar la lengua de los jinetes de la Marca, el rohírrico. Puede ser traducido como
‘amante de los caballos’ o
‘señora de los caballos’ {eoh → éo- = ‘caballo de guerra’ + wyn = ‘alegría’, ‘placer’}. Tolkien la describe como una
bella doncella guerrera, que se designa a sí misma en la novela
“Shieldmaiden of Rohan”, lo que la sitúa en la tradición típica de una
skjaldmö de las sagas escandinavas.
Éowyn es una noble de Rohan; era hija de
Éomund y
Théodwyn, hermana del mariscal
Éomer, que llegó a ser rey de los rohirrim; y sobrina del
Rey Théoden, quién era el hermano mayor de Theódwyn. Tras la muerte de sus padres ella y su hermano fueron adoptados por su tio Théoden como si fueran sus hijos y educados junto con su único primo
Théodred.
Desde muy joven, al ser la única chica en la familia, fue entrenada junto con su hermano y primo en el combate de esgrima, siendo de igual de fuerte, diestra y valerosa que los jóvenes. Por otro lado, El Rey en principio era un rey bueno, fuerte y carismático, y como todo hombre de la Marca, un muy hábil jinete, cualidades que Éowyn heredo también de su tío, una guerrera más dispuesta a tomar las armas que a realizar labores domésticas.
Supuestamente traslucen en ella la gracia, orgullo y frialdad de su abuela,
Morwen de Lossarnach, mujer de Gondor y esposa del
rey Thengel, a quien los rohirrim habían llamado
«Resplandor del acero»
La primera vez en que Éowyn conoció a la
Comunidad del Anillo fue en el palacio del Rey Théoden en
Meduseld, donde se había visto obligada a asistir a su tío desde hacía varios años, ya que su mente y su cuerpo estaban débiles por la influencia de
Saruman a través de
Gríma Lengua de Serpiente y pudo haber inducido o agravado la enfermedad del Rey mediante venenos. Durante parte de su vida adulta cuido de su decrépito tío Théoden. Éowyn le quería profundamente, pues era como un padre para ella, y por eso le dolía verlo convertido en un ser sin voluntad.
Así mismo
Théodred y
Éomer eran los obstáculos principales del mago para conquistar Rohan y Gríma trató de desacreditarles ante Théoden. En los últimos años antes de la
Guerra del Anillo, Rohan era amenazado de nuevo por orcos y dunlendinos, que operaban guiados por Saruman desde Isengard. Grima convenciendo al rey Théoden, mando a la guerra a su hijo y a su sobrino, provocando que, al regresar, uno de ellos fuese atacado de muerte.
Luego de que Théodred fuese mortalmente herido en la primera
Batalla de los Vados del Isen enfrentándose a los ejércitos de
Isengard, Éomer pasó a ser el heredero de Théoden. Grima por su parte queriendo deshacerse de él, fue expulsado de Rohan, dejando a su merced solo con Éowyn quién estaba obsesionado de ella, queriendo hacerla su esposa cuando Saruman tomara el control total del pueblo de los caballos
(Rohan).
Cuando
Gandalf y
Aragorn se aparecieron en Edoras, Théoden no le prestó mayor atención al consejo que traían, pero luego de que Gríma fuese desenmascarado y el Rey retomara sus sentidos, aceptó luchar contra Isengard, le devolvió los poderes a su sobrino (a quien había mandado encarcelar por amenazar de muerte a Gríma) y a pesar de su avanzada edad retomó su
espada Herugrim y lideró a los rohirrim en la
Batalla de Cuernavilla.
Al recobrar su conciencia, la primera persona en reconocer como su familiar fue a
Éowyn, quién le dijo que su rostro lo conocía seguido de mencionar su nombre. Esto conmocionó a la joven, quién abrazo y beso a su tío como si hubiese pasado años de no verse. Théoden queriendo ver también a su hijo, observo entre los presentes para buscarlo pero al ver a los ojos a Éowyn entendió que algo le había pasado a su heredero.
Gandalf el blanco libero al Rey de su inacción y postración, provocado por su consejero Grima. Con su restauración, el Rey Théoden se encargó de darle una digna sepultura a su único hijo, donde Éowyn se despidió con el
canto de lamento roanés en la procesión fúnebre de
Theodred. Una tradición de su pueblo.
Después de la sepultura el rey lloro en soledad la partida de su hijo, preguntándole a Gandalf cómo podrá seguir adelante.
Éomer y
Éowyn eran ahora sus hijos ahora, teniendo que tomar la decisión de que su pueblo y ellos pudieran tener un futuro mejor.
Durante la noche, en el salón principal del castillo
Théoden,
Gandalf y los demás conversaban sobre los sucesos a realizar una vez que pasaran los días de
luto de Theodred, entre ellos estaba Éowyn quién quería que la tomasen en cuenta para colaborar en la próxima batalla a realizar, así pues, fue observada por los ojos de los hombres de su pueblo como una mujer tenaz, pese a que su hermano y su tío no la escuchaban.
Ella quería salir junto con los caballeros y soldados a combatir como un hombre más, siendo
capaz de luchar, empuño una espada frente a todos para que viesen su habilidad de combate, no obstante el único que le prestó atención e incluso se defendió ante el ataque de Éowyn fue
Aragorn, quién le hizo ver la batalla no es un juego de hombres. Ella desde ese momento, empezó a mirar con otros ojos a aquel forastero que llegaron para defender a su pueblo.
Debían de marchar cuanto antes, no sin antes proteger al pueblo, por lo que el rey Théoden le pidió a su portero de armas,
Háma, que sugiriera un líder que cuidara de su pueblo durante su ausencia. Háma recomendó a Éowyn, ya que era una
mujer valiente y amada por su pueblo, había observado cómo se encargó de cuidar de los aldeanos en ausencia del Rey cuando estaba bajo el poder de Saruman, y ver después que su carácter era ejemplar para ejercer en estos momentos decisivos.
Días después, para cuando le dieron la noticia de que su papel como mujer es estar apoyando el pueblo, Éowyn obedeció a regañadientes las órdenes del Rey para quedarse en Edoras mientras Aragorn, Legolas, Théoden, Éomer y el resto de los hombres partían para hacer frente al ejército de Saruman en la
Batalla de Cuernavilla.
Cuando regresaron a Edoras, Éowyn les recibió con gran alegría por su victoria, acercándose a Aragorn con gran cariño y fervor.
Los rohirrim hicieron un gran festejo, celebración que realizaron después de tantos años de oscuridad, durante la celebración Éowyn se encargó de ser una considerable anfitriona, atendiendo con una gran copa de vino a su tío Théoden y después se encargó de llevarle una especialmente a Aragorn, quien se había ganado el respeto de todos en el pueblo.
Durante la Guerra del Anillo cuidó de los rohirrim, primero en Edoras y luego en el Sagrario, situado en las
Montañas Blancas. Ante la decadencia de su casa, ansiaba otros horizontes donde hubiera valentía y honor. Por ello, cuando conoció a Aragorn, llegó a admirarlo tanto que se
enamoró profundamente de él.
Celebrando el triunfo que tuvo el Rey junto con la ayuda de la
Comunidad del Anillo, pasaron unos días tranquilos en
Edoras, hasta que Aragorn llego con una noticia del exterior. El mensaje era que
Gondor necesitaba ayuda, ya que las fuerzas de
Sauron estaban invadiendo gran parte del territorio, dejando sin protección al reino. El rey Théoden tomo la decisión final de ir hasta el reino de las montañas a colaborar contra la destrucción de Sauron. Éomer aceptante la decisión solo se limitó a despedirse de su hermana preparando a sus hombres para la nueva amenaza.
Así pues, el rey y sus soldados se preparan para apoyar al reino, a la vez que
Éowyn prepara a
Merry para el combate, pero este al ser un
hobbit, su estatura solo ocasionaría problemas para los hombres, por lo que el rey Théoden denegó su participación en la guerra. A la vez que
Éomer hablase con su hermana de que no le diera falsas esperanzas a Merry y de igual manera debería de quedarse con el pequeño hobbit en un lugar seguro.
Mientras su estadía en las
Montañas Blancas, volvió a aceptar con resignación quedarse con las mujeres, niños y ancianos a cuidarlos mientras su hermano y los demás se iban. Desde allí vio partir a
Aragorn rumbo a los
Senderos de los Muertos y le pidió que la llevase con él, a lo cual él gentilmente se negó, dando también a entender que sus afectos hacia él no eran correspondidos.
Afligida y decepcionada por las palabras de
Aragorn, su tío al verla de esa manera, se acercó a ella para alentarla y abrazarla por ultima vez, pues se sabía que esta guerra podría significar el final del pueblo, pero muy posiblemente también podría
encontrar la muerte ahí, por lo que, con el afecto y cariño de un padre, se
despidió de
Éowyn.
Tras esto, ella consideró como sería su vida después de la guerra, había posibilidades de que su hermano, su tío o ambos muriesen en combate, algo que la desanimaba aún más, además de que, siendo una
mujer debería de conseguir esposo y alguien que la pueda proteger si alguno de ellos se ausentara, solo que, ella no tenía intenciones de seguir los estándares que corresponden a una
doncella, además de que no quisiera verse casada con nadie más que no fuese Aragorn. Así pues, tomo una decisión que, ante los ojos de su familia, era considerado inapropiado para ella, a la vez de que
sería un suicidio.
Cuando las tropas de Rohan se preparaban para la batalla en
Gondor, ella se disfrazó de hombre y
se unió a los jinetes, llevando con ella al
hobbit Merry, que también había sido dejado atrás en un intento de protegerle, puesto que ambos ansiaban intervenir en el decisivo combate. Bajo el alias de
Dernhelm, llego a las primeras filas de batalla, ocultándose ante las miradas de
Éomer y
Théoden, quienes estos sin imaginárselo pensarían que
su querida Éowyn estarían con ellos.
En su amargura,
Dernhelm se dirigió a
Minas Tirith en su corcel
Hoja de Viento. Merry iba adelante con ella, y debido a que Éowyn pesaba menos que un hombre de estatura similar, Hoja de Viento era capaz de soportar al hobbit así como a ella. Durante la Batalla de los
Campos del Pelennor, luchó junto con la escolta de Théoden, cuando él y sus compañeros fueron atacados por el Rey Brujo de Angmar:
el Señor de los Nazgûl, ella y Merry fueron los únicos que no huyeron para enfrentar al temible ser oscuro.
Como Théoden yacía mortalmente herido, desafió al Rey Brujo, quien se jactó de que
"Ningún hombre viviente podía matarlo". En respuesta, Éowyn se quitó el casco, dejando al descubierto su pelo largo y rubio, y declaró:
« ...No soy ningún hombre viviente. Lo que tus ojos ven es una mujer. Soy Éowyn hija de Éomund. Pretendes impedir que me acerque a mi señor y pariente. ¡Vete de aquí si no eres una criatura inmortal! Porque vivo o espectro oscuro, te traspasare con mi espada si lo tocas... »
Producto de la rabia,
el Rey Brujo le ordenó a la bestia alada que montaba que atacase a Éowyn, la cual velozmente esquivó el ataque y de un mandoble decapitó a la bestia. Cuando el Rey Brujo salió de entre los restos de su montura, llevaba consigo una pesada maza con la cual descargó un poderoso golpe hacia
la doncella de Rohan que a duras penas pudo hacer algo en contra de ese ataque que rompió su escudo, fracturándole el brazo y enviándola al suelo.
El Capitán Negro se disponía a rematarla pero perdió pie cuando Merry le apuñaló la pierna por detrás de la rodilla con
la hoja de Oesternesse. Éowyn se levantó trastabillando y, juntando fuerzas, hundió su espada entre la corona y el manto atravesando la cabeza del Rey Brujo, matándolo al instante. Así se cumplió
la profecía de Glorfindel que, mil años antes, en la Batalla de Fornost, había pronosticado que "No será la mano de un hombre la que habrá de abatirlo".
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