Estado:

.:Ficha:.

Nombre: Wioletta

Apellido: Nowicka

Edad: 19 años

Cumpleaños: 24/06

Signo: Cáncer

Sexo: Mujer

Nacionalidad: Polaca

Ocupaciones: estudia diseño gráfico y trabaja en una tienda de electrónica.

.:Descripción física:.

Es de tez clara, tiene ojos color avellana, cejas horizontales un tanto finas y labios suaves. Su tono natural de cabello es castaño, pero usualmente lo decolora a rubio o, de vez en cuando, prueba colores fantasía. Es delgada, pero de poca estatura.

.:Personalidad y carácter:.

Wioletta es muy afectuosa y bastante sensible, aunque esto último no suele demostrarlo. También es celosa y enojona, pero después de todo es una muy fiel compañera y posee un corazón de oro. Es inteligente, más de lo que muchos piensan y ha llegado a sorprender a más de uno con sus ideas y argumentos. Y tiene una muy, muy buena memoria, casi fotográfica. 

Más allá de haber pasado una infancia inolvidable, Wioletta experimentó mucho dolor en los siguientes años de su vida tras el abandono de sus seres queridos, lo cual la volvió una persona desconfiada, pesimista y un tanto solitaria. Es muy ansiosa.

También, en el fondo es muy pervertida.

Y no es por asustar, pero también tiende a ser vengativa

Es muy alocada una vez que la conoces, aunque al principio se ponga algo tímida.

.:Historia:.

Corría. De la esquina a la casa; de la casa a la esquína. Corría más y más rápido, resbalaba y caía. Pero no le importaba, sonreía y se levantaba. Volvía a empezar.

Y así fue la infancia de Wioletta, llena de energía, tropezones -unos cuantos-, risas y felicidad. En su memoria persistía el recuerdo del exquisito aroma a galletas recién horneadas, hechas caseras por su madre, la cual le acariciaba el pelo mientras le pedía que se sentara a merendar. También se acordaba perfectamente de la sonrisa de su padre al verla mojar la galletita en chocolate con leche, y de la manera en que su hermano le guiñaba el ojo cada vez que hacían alguna travesura. Pero tristemente, solo eran eso: recuerdos.

Mientras Wioletta crecía, comenzaba a encontrar notorios cambios, y su familia también. Pero no era únicamente su físico el que cambiaba, ni tampoco su forma de ser; era algo más.

No fue hasta el día de su décimo cumpleaños que notaron que algo extraño ocurría. Y es que Wioletta, Wioletta estaba moviendo cosas. Sin siquiera levantar un dedo.

El tiempo pasaba y más se asustaban, la niña hacía cosas cada vez más raras y no tenía idea de como controlar lo que ella llamaba "poderes". Todo esto estaba enloqueciendo a sus familiares y, más que nada a su madre, quien en aquel entonces se encontraba embarazada de su tercer hijo.

Encontrandose en el auge de sus catorce años, Wioletta comenzó a empacar lo que llevaría a un aclamado paseo familiar que sus padres tenían planeado; no habían dicho donde iban, pero habían prometido un cambio drástico en sus vidas después de ese viaje. Y resultó ser, que el cambio drástico fue ella.

Después de horas de viaje en auto y estando ya en otra ciudad, pararon frente a una casa bastante grande. Su madre le dijo que tomara su valija y entrara al edificio, que ellos ya iban para ahí también. Y ella les hizo caso.

La casa gigante resultó ser un horfanato, un lugar para menores sin hogar y un centro de ayuda.

Corrió hacia afuera, pero para cuando consiguió salir, no quedaban ni rastros de aquél viejo auto café. La habian dejado, y se lo habría esperado de cualquiera, pero nunca, nunca de su familia; no de sus propios padres.

Al principio, la esperanza de que su familia regresara por ella diciendo que todo había sido un accidente, que lamentaban mucho haberla dejado, y que la habían extrañado muchísimo se mantenía viva en su ser. Pero pasaban los meses y esa esperanza solo se convirtió en desilusión, la desilusión en desesperación, la desesperación en enojo y el enojo en tristeza. Y así fue como Wioletta tuvo que levantarse, falsear una sonrisa y seguir, pero siempre con unos cuantos rasguños que en el fondo dolían mucho, muchísimo más que los que se daba cuando tropezaba y caía.

Después de cuatro años de extraña adolescencia, los poderes de Wioletta aparecían muy rara vez, intentaba llevar una vida lo más normal posible y encargarse de que no le falte nada de comer. Se graduó de la preparatoria y comenzó a estudiar diseño gráfico, mientras que a la vez, consiguió un trabajo sencillo en una tienda de electrónica y logró mudarse sola. Actualmente vive en un pequeño apartamento mono-hambiente cerca de su centro de estudios.

.:Gustos:.

• Las camisas grandes
• Los hamsters y los gatos, de hecho tiene un gato llamado Gordo Powanzi

• Todo lo relacionado a computación y electrónica
• ¡La música! 
• Leer y escribir -secretamente tiene un blog
• La comida, especialmente la pasta.
• Tiende a estar sola, por lo que en realidad le encanta cuando la gente muestra un interés por pasar tiempo con ella, pero nunca lo va a admitir.
• ¡El cine!
• Las duchas frías
• Que la hagan reír
• Las personas auténticas y creativas
• El color gris
• Las arañas
• Cuando la gente le sonríe porque sí
• Que la celen

.:Disgustos:.

• Detesta sonrojarse, pero para su desgracia es un tomate vivienta cada vez que le dicen algo minimamente lindo,
• La falsedad
• ¡Los tomates!
• Que la miren fijo a los ojos por mucho tiempo -se pone muy tímida-
• Tener hambre. Nunca pasa hambre. No lo soporta.
• Las personas que juzgan y critican sin conocer.
• Tener tics. Tiende a mover su boca en diez mil direcciones distintas cuando está distraída, levantar mucho las cejas cuando aguanta la risa y tocarse la oreja derecha cada vez que miente.

.:Galería:.