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Sólo los más viejos y eruditos cuentacuentos pueden llegar alguna vez a narrar con todo detalle y en todo su esplendor este recuerdo; pero es una historia prohibida y, sólo una vez cada largo tiempo, se da la situacion en que el eclipse hace posible que no puedan escucharnos ... Comenzare a contaros la historia que cuatro de los magos más poderosos de la Orden que unieron sus espíritus para moldear un lugar donde poder ensayar sus conjuros.
Lo primero para ellos era estar en un lugar apartado, así que se trasladaron a través del Desierto Norte para dirigirse hacia la zona de los Acantilados de los Dragones, que, como eran inmunes a la magia, les servia, en parte como protección para sus guaridas.
Cuatro eran los magos, y cuatro los poderes que podían invocar: Eldar: Señor del Viento, Guía de la Tormenta; Thens: Señor del Fuego, Portador de la Llama; Naxhara: Señor del Agua, Jinete de las Olas, y, por ultimo, aunque no menos importante, Liâm: Señor de la Tierra, Príncipe del Volcán...
¡Oh!, si, los cuatro eran muy poderosos, tanto, que entre los cuatro podían desarrollar fenómenos nunca vistos, suya era toda la fuerza de la naturaleza... así que una vez elegido el lugar, Liâm elevó una colina del suelo de suave pendiente por un lado, y un abismo hacia el otro, coronada por un inmenso bloque de piedra blanca, Eldar y Naxhara convocaron a sus elementos para tallar la piedra madre, como un escultor hace con sus obras, con fuerza pero delicadamente a la vez, tallando, primero, los muros exteriores, con los huecos para las puertas y ventanas, y luego poco a poco, cada una de las salas interiores...
Un castillo con seis torres exteriores y una gran torre principal, y por último Thens, maestro herrero, con la ayuda de Liâm forjó las puertas y las grandes rejas que aun franquean la puerta a aquellos que quieren pasar al interior... que grandiosidad, y todo sacado de las raíces de la tierra, tallado por el viento y el agua con unas puertas que jamás nadie consiguió forzar... si, y todo en un día...
Y al caer la noche, cuando la luna comenzó a elevarse y los primeros rayos iluminaron las almenas, Roogna, Señor de los Dragones, lo bendijo quitándose la escama mas grande de su pecho y colocándola sobre el portón principal, y la sangre que manaba de la herida regó la entrada... no, el Gran Roogna no se desangró, sólo cuatro gotas brotaron de su herida, cuatro grandes gotas de sangre del rey mas grande y poderoso que han tenido los dragones en toda su historia... esa sangre, roja y espesa, se filtró en la tierra, ...no era para evitar que los muros fuesen derribados,... noooo, esa sangre solo servia para dos cosas:
Para que nadie que no fuese puro de corazón o espíritu pudiese pasar por aquella puerta y obligaba tanto a dragones, de cualquier especie, como a los humanos que viviesen en el interior del castillo a protegerse mutuamente y a colaborar en la protección del mismo, pero no sólo eso , sino que cualquier persona que viviese en ese castillo era tenida en gran estima por los dragones, incluso por los mas poderosos, porque fue el gran Roogna el que consagró el castillo y todos los Dragones de todos los tiempos le deben un respeto... y mas cuando se trata de su propia sangre.
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Edad | Género | Ciudad | País |
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36 años | Mujer | ✖ | Argentina |
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